Hubo mucho trabajo desde el principio. Preparar las mochilas, llenar el pecho de energías positivas y emprender un fin de semana lleno de nuevos sentimientos y sensaciones. El pasado 5 de marzo, pisamos el suelo de Monreal y empezamos un camino de 30 km con la sonrisa más bonita del mundo.
No fue únicamente la sensación de andar todos esos kilómetros, ni la sensación de logro que inunda el cuerpo una vez llegado a la meta, sino el sentimiento de ver como nuestros cuerpos se llenaban de ilusión y alegría, mientras compartíamos momentos y conversaciones únicos.
Fue una oportunidad para compartir risas, preocupaciones, curiosidades, comunicarnos con los demás y un espacio de autoconocimiento y reflexión. La palabra que redondeó este gran día fue la MOTIVACIÓN de todas las personas (chavales y chavalas, personas voluntarias, personas implicadas…).
Fue un día realmente bonito y especial.