Este pasado 16 de Noviembre, nos quedamos alucinados cuando Lorea nos hizo ver que los voluntarios somos un tesoro para el SEI (y para nosotros mismos).
Una jornada cargada de dosis de autoestima y trabajo en equipo ayudándonos unos a otros a sacar lo mejor de cada uno.
La dinámica trataba de que éramos piratas en busca de un tesoro; y tras colaborar y disfrutar, descubrimos la combinación del candado que abría el cofre que habíamos ido a buscar.
Y su contenido no era oro ni plata, sino un espejo para que viéramos reflejada en él nuestra propia valía.
¡Gracias, Lore! Por enseñarnos por una vía tan bonita lo necesarios que somos los voluntarios en el SEI.
Eso nos motiva aún más para seguir en esta asociación, porque entrar al SEI, ya sea como voluntario o como familia en proceso de reagrupación, es encontrarte un lugar seguro y libre de prejuicios.
Entre todos conformamos una gran familia intercultural en la que nos cuidamos unos a otros y recordamos que la migración no es algo de lo que huir, sino algo de lo que aprender.
Cristina Asenjo, voluntaria de la Asociación SEI.