Artículo del SEI para celebrar este día reflexionando…
Juanita cumpliría hoy 90 años. Vivió siempre en un pequeño pueblo cerca de Pamplona. La situación social y personal del momento le obligó, con 35 años, a ir a trabajar como asistenta en una casa adinerada de Pamplona. Atrás tuvo que dejar su familia y su casa. Se vio obligada a aparcar su vida, madre de 6 hijos, para ganarse la vida en un lugar desconocido y “frío”.
Al igual que la de Juanita, seguro que todas conocemos decenas de historias similares de personas de nuestro entorno que tampoco tuvieron opción de elegir y se vieron obligadas a emigrar para garantizar un futuro mejor a sus hijos.
Cómo lo vivieron, sus experiencias, seguramente difieren unas de otras, pero seguro que todas comparten una realidad; la de tener que asumir un momento de tristeza, de duelo, un momento de dolor por tener que separarse de sus seres queridos. Tener que dejar atrás a los familiares para los que, seguramente fue, durante muchos años, uno de los pilares fundamentales. Sus amistades, sus rincones favoritos y los trucos de un lugar conocido. Un dolor que puede derivar en tristeza, que puede generar enfado y rencor. Emociones que les acompañarán el resto de sus vidas, por radicales y viscerales.
Ahora, la emigración parece tener otra cara, otra circunstancia, aunque cada día se demuestra que las emociones y dificultades siguen siendo tan viscerales y radicales como lo eran antes.
Recuerdo, cómo Juanita hablaba de estas fechas navideñas. Nunca pudo vivirlas con mucho afecto, aunque su entorno así las viviera y tratara de contagiarla, nunca pudo olvidar las angustiosas sensaciones de aquellos años en la gran ciudad. Esos días se le quedaron grabados a fuego en la mente. Y en la tela que cubre los sentimientos. En estas fechas siempre volvían aquellos recuerdos a su mente. Lejos de su familia, en un entorno desconocido, en una familia ajena.
Y aquí nos encontramos, en nuestro pequeño rincón navarro. En nuestro círculo de seguridad. La crisis económica parece que ha vuelto a levantarnos un poco la cabeza. Muchos han tenido que volver a migrar en busca de trabajo. Aunque, no nos engañemos, los procesos migratorios siguen tan vivos como siempre. Salir o llegar. Como antes Juanita, hoy llegan a nuestros pueblos inmigrantes que están en un proceso de duelo migratorio, en un momento de tristeza por lo que dejan atrás. Luchando para que merezca la pena. Es en ese punto en el que aparecen entidades como el Servicio Socioeducativo Intercultural SEI. Para acoger a los chicos y chicas recién llegadas, trabajando para facilitar su integración social y educativa desde la perspectiva de la interculturalidad, y en estrecha colaboración con sus familias y centros educativos. Con sus necesidades y dificultades, con su conocimiento y emprendimiento.
Y es necesario que hoy, Día Internacional de la Emigración, todas seamos conscientes de esta realidad. Es el mejor día para empezar a ser coherentes, incluso consecuentes con el ser humano. Es el mejor día para empezar a acompañarles cuando lo necesiten para que ese duro trance no sea además traumante. Para que tanto ellos como nosotros podamos vivirlo como lo que es, una buena posibilidad de encuentro y aprendizaje de experiencias.
En nuestra mano está que personas como Juanita antes o como Adelaida hoy, se sientan acogidas y tranquilas dentro de todo lo que supone un cambio de esta envergadura. Todas podemos colaborar, contacta con nosotros.