Buscando qué hacer en estos tres meses de verano encontré la oferta de voluntariado del SEI para el Programa de Agosto y, sin tener muy claro en qué consistía, me llamó la atención, así que decidí apuntarme.
Principalmente, me parecía muy interesante el hecho de que el perfil de participantes eran jóvenes recién llegados y llegadas a Pamplona, con toda la riqueza que eso suponía. Me acuerdo de que en la entrevista, cuando Lorea me contaba con mayor detalle cuál era la dinámica de este mes, me dijo que a pesar de ser un programa algo corto tenía mucho encanto y cierta magia. Ahora, una vez vivido, lo puedo asegurar y no puedo estar más satisfecha de haber podido estar ahí, ni más agradecida a todas las personas que me han acompañado. Incluso tengo que admitir que para mí lo más difícil ha sido, por un lado, aceptar que se acaba y gestionar la despedida, y por el otro, ahora mismo, ordenar mis ideas y recuerdos para intentar plasmar todo de alguna forma en este texto.
Los martes y jueves pasamos la mitad de la mañana en el aula con una dinámica más cercana a lo escolar y la segunda parte haciendo actividades en las que descubrimos o redescubrimos la ciudad. Los viernes, excursiones algo más especiales.
Ha sido un espacio de encuentro entre personas de unos sesenta países, cada una de ellas con vivencias, personalidades, culturas e incluso idiomas diferentes. Pero esas diferencias no han supuesto barreras, sino oportunidades gracias al interés y la actitud amable de todo el mundo. Poco a poco hemo ido conociéndonos y generando vínculos y relaciones de amistad, respeto y confianza.
Yo, personalmente, no considero ni he sentido en ningún momento que mi papel haya sido «enseñar» ni «controlar» a los chicos y chicas con los que estaba. Creo que el objetivo central ha sido tener una actividad cercana y abierta que permitiera venerar entre todos y todas un entorno seguro, creando la confianza para acercarnos y conocernos.
Lo que empezó el 2 de agosto como una reunión de un grupo de desconocidos/as en la que tuvimos que esforzarnos en aprender nombres y conseguir pronunciarlos lo mejor posible ha acabado siendo un grupo con muchos recuerdos en común y dentro del cual se han generado muchas amistades y vínculos. Es curioso pensar que gente que hace unos meses estaba a miles de kilómetros ahora quedan por las tardes para pasar el rato o incluso pueden acudir a la otra persona si necesitan apoyo. En el interés muto han encontrado muchos más puntos en común y aspectos valiosos en la relación que cualquier diferencia cultural y ahora pueden decir que son amigos y amigas.
Sólo me queda volver a dar las gracias a todas las personas que me han acompañado en este mes porque me he sentido muy acogida y espero haber transmitido lo mismo. Gracias al SEI y a todas sus trabajadoras por el buen trato que he recibido y por gestionar estos programas que son una oportunidad increíble para toda persona que participa. Pero por encima de todo, gracias a los chicos y chicas que he conocido. Me llevo conmigo cada momento, cada mirada, cada sonrisa, cada abrazo y cada palabra bonita que me habéis dedicado. Ha sido maravilloso. Espero seguir viéndoos a todas y todas por Pamplona y alrededores.
Ioana Echarri Pro, voluntaria del SEI (Programa de Agosto 2022)